
El arte es ahora el espacio desde donde se puede manifestar nuestra inconformidad con el mundo, es el espacio de los que no están tranquilos con la disposición de las cosas dadas y que gustan proponer nuevos ordenes más justos y honestos, por eso los artistas provienen de la arquitectura, la filosofía, la historia, la calle, etc., hay una necesidad de curar la vida con nuevos símbolos, tejer nuevas y coloridas relaciones, como las colchas que tejía mi abuela.
Soy el último de cuatro hermanos
Hijo de un Marino y una profesora, me pusieron de nombre Marcelo en memoria a mi hermano que no llegó a nacer cuando mi madre lo esperaba un año antes que yo naciera, cuando me enteré de esto ya era joven como para preguntarme si Marcelo es mi hermano que no llegó a nacer ¿quién soy yo?, gran pregunta de difícil respuesta, creo que soy muchas cosas ajenas, algunas de ellas lindas o muy lindas y otras poco lindas. Mi familia proviene del sur del Perú, papá y mamá son de Arequipa, se vinieron a Lima unos años después de casarse y se apostaron primero en el Callao y después adquirieron una casa para la familia en los desiertos de Ventanilla, es ahí donde pasé mi infancia y juventud, siempre alejado del centro de la ciudad.
El colegio donde estudie era para hijos de marinos, se enorgullecían por la disciplina que impartían y siempre ganaban los concursos de desfile inter escolar en fiestas patrias, nunca tuve problemas en adaptarme a la larga lista de normas dictadas en este colegio, que iban desde el corte de cabello, el uso del uniforme hasta una correcta formación antes de ingresar a las aulas, en esa época no tenía capacidad de cuestionar estas cosas pero siempre intuía la existencia de otras opción, deben ser experiencias como estas las que me generan en la actualidad una sensación de tristeza cada vez que veo a grupos de escolares uniformados yendo a “estudiar”, cada vez son menos los espacios que respeten lo heterogéneo y las particularidades, en ese sentido el desorden se hace necesario.
Aunque no he sido diagnosticado formalmente, siempre he creído pertenecer al grupo de los disléxicos, tal vez por eso el lenguaje y sus mil formas me complican y cautivan sincronizadamente, ¿Cómo el lenguaje permite decir las cosas al tiempo que las construye para ti y para los demás?, es por lo menos curioso cómo mi cerebro cambia el orden de las silabas o ¿a caso se mueven a voluntad propia buscando una disposición más a gusto para ellas? y no tienen reparaos en que yo note sus movimientos, ¿Habrá quizás un mensaje oculto?.
Escuela de Bellas Artes del Perú
Cuando ingresé a la Escuela de Bellas Artes del Perú creí encontrar un lugar de mayores libertades, donde podría crear siguiendo mis propios designios, a medio camino me percaté que esto no era tan cierto, el artista era un traje pesado, una armadura que dificultaba mis movimientos, la estructura institucional y académica repetía el sentido común del artista, en realidad pude conquistar algo de libertad fuera de la Escuela cuando comprendí que esa armadura era una construcción cultural y como tal se podía desmontar y lo que hago ahora lo decido yo junto a mis lecturas, mis amigos, mis abuelos, mi pareja, mi país, etc.
Actualmente alterno mi trabajo artístico con la docencia y esto me ha permitido encontrar otras formas de activar discusiones en torno a problemáticas del lenguaje visual en contextos sociales específicos. Seguiremos viviendo, es decir caminando, tejiendo, riendo y amando…