El Sueño de las Ocho Horas

Es una intervención al monumento de la clase obrera en el distrito de Villa el Salvador en Lima Sur, donde los seis personajes que constituyen este conjunto escultórico fueron alterados con el agregado de un bocadillo de comic sobre sus cabezas con una inscripción, de esta manera se intentó dar voz al obrero frente a las difíciles condiciones de trabajo en el que se desenvuelven día a día.

Hay una perversa organización que, valiéndose del chantaje, va y viene entre unos y otros seres humanos, desde las economías avanzadas hasta los lejanos y humeantes arrabales del tercer mundo, amenazando, azuzando, envileciendo a la gente. A los hambrientos que se agitan en los extramuros, se les pregunta: ¿quieres tener trabajo? ¡Sí, sí!, gritan desesperados. ¿No les importa que la jornada sea de doce o catorce horas, que no existan vacaciones, ni seguro médico, ni fondo de jubilación? ¡No importa, queremos trabajar! responden ansiosos. Los contratan, entonces, los impávidos mercaderes, en condiciones de virtual esclavitud.

Carlos Tovar (Carlín), 2006, Manifiesto del XXI, p 32)

Este proyecto tomó como elemento de enunciación el monumento (“a los mártires de Chicago” como dice en la placa que lo acompaña) ubicado en la Av. 1° de Mayo en Villa el Salvador fue intervenido en el año 2007 dentro del proyecto Monumenta a cargo de la curaduría de Daniel Ramírez Corzo en el marco del Foro de la Cultura Solidaria de Villa el Salvador. Esta iniciativa buscó despertar el dialogo y la reflexión con los vecinos y transeúntes frente a una realidad sin derechos laborales.

El Sueño de las Ocho Horas

El aparente triunfo de la jornada de las ocho horas es en realidad solo un sueño en nuestro contexto, vivimos inmersos en la cultura del trabajo, donde sacrificar nuestra propia vida por el trabajo es motivo de orgullo, y dedicarle 12, 14 o hasta 16 horas diarias es una supuesta exigencia para alcanzar el éxito desde la lógica neoliberal, donde el otro es siempre tu enemigo de competencia, debes correr más rápido para llegar a la meta, en este sistema el gran beneficiado nunca es el trabajador.

Esta intervención, ha logrado construir con un ensamble de recursos comunicativos muy simples, un mensaje políticamente potente y fácil de entender (decodificar) por los vecinos y transeúntes. La apropiación de los globos de diálogo del comic, el color de los mismos que se mimetizan con el monumento, y la pintura del pedestal a imagen de un cielo suman para la eficacia de esta intervención.

Daniel Ramírez Corzo.

El Sueño de las Ocho Horas